- Marchas: avance y peligro democrático
- Gutiérrez Luna: aliados y operatividad
José Luis Ortega Vidal
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Si el relevo presidencial del 2024 estuviera definido o se tratase de una lucha electoral de fácil solución, no habrían ocurrido dos hechos recientes y emblemáticos: la marcha en defensa del Instituto Nacional Electoral y la marcha con motivo de los cuatro años de la llamada 4ta Transformación.
Ambos eventos deben ser analizados en lo particular, pero también desde una perspectiva que los observe como un conjunto de movilizaciones de origen multifactorial y decantados hacia una multiplicidad de consecuencias políticas, sociales e incluso económicas.
Escribí un Claroscuros al cual subtitulé “Lo del INE fue secundario: marcharon por la cabeza de AMLO.”.
Se publicó el pasado 16 de noviembre.
Ahí, entre otros argumentos, expuse el siguiente:
“El IFE nació en 1990 como resultado de los primeros reconocimientos del PRI de su pérdida de control político luego de su creación en 1929 a manos de Plutarco Elías Calles.”
La ausencia democrática generó luchas sangrientas por el poder en México y los verdaderos ciudadanos y políticos de izquierda del país sufrieron persecución, fueron proscritos del acceso legítimo a un poder que también les pertenecía: la guerra sucia, las matanzas de 1968 y 1971 forman parte de aquel legado.”
Ni la marcha del 13 de noviembre ni la marcha de ayer, 27 de noviembre, han dejado heridos, aunque en la última se reportaron desmayados…
Tampoco fueron objeto de prohibición o persecución.
Los elementos de movilizaciones pacíficas, convocantes de cientos de miles de ciudadanos ubicados en dos puntos contrarios del espectro ideológico y de la perspectiva sobre el rumbo político electoral que debe seguir México, demuestran -de entrada- un avance en la madurez de nuestra imberbe democracia.
Bien. Excelente. Aplaudamos tales condiciones ausentes en el México de 1968, de 1971, de 1982, de 1988.
Aquellas fechas nos remiten a:
- La matanza de Tlatelolco
- La matanza del 10 de junio o jueves de Corpus a manos de los halcones
- Al acarreo salvaje y corporativo con el cual José López Portillo intentó cubrir con el manto de un falso respaldo popular la economía en llamas heredada por su gestión presidencial
- Al rompimiento interno del PRI y la unidad de una izquierda históricamente beligerante en torno a la figura de Cuauhtémoc Cárdenas, triunfador en los comicios arrebatados con “la caída del sistema” para imponer a Carlos Salinas de Gortari
Son fechas tan cercanas que sus consecuencias aún laten en el Congreso de la Unión, en la gran mayoría de los gobiernos de los estados y en el palacio del gobierno federal, frente al zócalo de la ciudad de México, lleno este domingo con más de un millón de ciudadanos.
¿Ambas marchas son motivo para sentarse a celebrar?
No.
Lo ocurrido el 13 y 27 de noviembre es producto de una democracia no existente antes de:
- 1990, cuando nació el IFE
- 1997 cuando votamos por la primera mayoría opositora en el Congreso
- 2000 cuando el primer presidente no priista asumió el cargo
Pero este logro no ha sido ni es un producto completo, pues a nuestra democracia le falta mucho camino por andar para consolidarse como una estructura de Estado.
Aún estamos lejos de contar con una democracia tan fuerte como para impedir su manipulación e incluso para ser empleada como herramienta contra los intereses de su auténtico propietario: el pueblo…
En una democracia madura el pueblo se sabe dueño del poder y lo ejerce…
En una democracia imberbe, pueblo es un sustantivo empleado por los demagogos que se asumen como sus representantes y defensores pero en realidad lo engañan y utilizan…
En una democracia débil, quienes detentan el poder porque el pueblo se los dio olvidan su papel institucional, su responsabilidad jurídica, su obligatoriedad histórica y su fugacidad natural en el ejercicio del poder.
Deben saber entregar el poder tal como lo recibieron: en un marco democrático…
Sin embargo, se creen eternos, se asumen como irremplazables, son ególatras hasta la saciedad y organizan marchas a favor de su ego con miras a controlar procesos electorales futuros…
En concreto: ninguna de las dos marchas recientes representa actos de autenticidad política, social, histórica como los movimientos ciudadanos de 1968, 1971 y 1988…
Bienvenidas las marchas, pero las dos últimas no están a la altura histórica de sus antecesoras…
¿Por qué?
Porque ambas tienen elementos coincidentes con la movilización del 4 de septiembre de 1982 ordenada por el nefasto José López Portillo para que el pueblo “celebrara” la nacionalización de la banca.
He escrito que en la marcha del 13 de noviembre junto al auténtico objetivo de defender al INE, se mezclaron intereses de partidos, personajes mezquinos del poder empresarial, liderazgos partidistas de pasado y presente infames…
Gente poderosa que en el fondo busca eliminar políticamente a Andrés Manuel López Obrador para hacerse ellos mismos del control de México y obtener ganancias particulares antes que defender a un pueblo al que nunca han defendido, sino todo lo contrario: lo han atracado.
Y respecto a la marcha de este domingo 27, no podemos dejar de señalar, criticar, observar, analizar, la profunda diferencia entre el Andrés Manuel López Obrador que tomó parte del movimiento histórico de 1988 para sacar al PRI del poder, con el AMLO que ha utilizado su poder como presidente de la República para convocar, movilizar, acarrear, inducir, invertir recursos públicos -dinero y funcionarios- en un ataque directo a sus detractores políticos.
Hay, hubo gente noble en ambas marchas: pueblo, ciudadanos convencidos de la defensa de los intereses de la mayoría…
Unos a defender al INE y otros a defender a la 4T…
Unos a criticar al INE y otros a criticar a la 4T…
Mis respetos para ambos contingentes de mexicanos amantes de la democracia y valientes soñadores…
Al mismo tiempo hay, hubo, intereses mezquinos en ambas marchas…
Unos con el objetivo de recuperar los privilegios perdidos y otros con el afán de conservar el poder en las manos y no soltarlo así se tengan que violar toda clase de preceptos: morales, éticos, legales, institucionales…
AMLO ha sido juez y parte, como JOLOPO cuarenta años atrás…
Con mucho éxito en la movilización -lo que se tenía previsto- pero juez y parte al fin…
Y esta acción, igual a la de nefastos líderes de un sector importante de marchistas del 13 de noviembre, representa un daño democrático…
Cuidémonos de las dos partes…
He ahí un acercamiento, sólo uno, de muchos más asomos obligados para analizar, observar, entender, dimensionar las condiciones de la realidad política mexicana durante este noviembre histórico que nos ha tocado vivir…
La democracia avanza pero demanda ser defendida.
Cuidémosla de quienes la confunden con un botín a disputarse durante los comicios del 2024…
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El sábado pasado, en Cardel, el diputado Sergio Gutiérrez Luna lanzó algunas señales políticas notables:
- Quedó ratificado su respaldo a la precandidatura presidencial de Adán Augusto López Hernández
- Ha montado un grupo para operar abiertamente en pro de la causa del tabasqueño de cara a los comicios del 2024
- La creación del grupo “Que siga López, estamos Agusto” cumple dos objetivos evidentes: contribuir al fortalecimiento de la figura del secretario de Gobernación en el sureste del país, al tiempo de mantener el peso de Gutiérrez Luna en el circulo de poder que rodea a Andrés Manuel López Obrador.
- Presente en el más alto nivel político del país, el diputado nativo de Minatitlán mantiene viva la flama por la gubernatura de Veracruz que encendió desde el año pasado…
- Se suman figuras empresariales y políticas de Los Tuxtlas, Acayucan, Minatitlán, Poza Rica, la cuenca del Papaloapan, Xalapa, Cardel, Pánuco, Córdoba, Tuxpan, Atoyac, Tamiahua, el sur profundo de Las Choapas, Veracruz, Martínez de la Torre, Huatusco, Emiliano Zapata, Coatzacoalcos, Nanchital, Oteapan, Cosoleacaque, la sierra de Santa Martha, la región piñera de Isla, entre otros municipios y regionales del sur, norte y centro veracruzano…
- Entusiastas, seguidores de Sergio Gutiérrez Luna y Adán Augusto López afirman: habemus trabuco…